Las propinas que dejo cuando estoy de vacaciones
no se corresponden con mi nivel de ingresos.
Son un brindis al sol,
un desacato a la autoridad,
un acto de desobediencia civil
contra el rigor presupuestario
que siempre pone en jaque
mi estado de bienestar.
Era imposible confinar la vida
allí donde se ha probado el mar y la costumbre
de cuerpos espumados a golpe de oleadas.
La consagración del pan y el vino
debimos de inventarla aquí,
a este lado del mundo.
En ánforas rebosantes
ocultas en la retaguardia de bodas
celebradas en patios encalados y tardes mediterráneas.
En hornos
de leña recién traída
por héroes esculpidos
en la circunnavegación de los mitos de nuestra infancia.
Cuando caiga el telón de esta farsa
habrá que arremangarse, habrá
que poner bajo arresto domiciliario la seguridad de las
distancias.
Repoblar los parques, eludir las pantallas,
desandar los pasillos de casa.
Tocará abrir expedientes disciplinarios
a las citas por videollamada.
Destinar, a la compensación de los abrazos,
partidas extraordinarias
y restituir,
a fuerza de recreaciones históricas,
la memoria de los besos en las plazas.
Fotografía:
María Belén Corso
Como siempre, profundo y poético. Canto y razón. Apúntame a la recreación histórica y a la memoria de los besos.
ResponderEliminarTú estás, como siempre, en los primeros puestos de la lista, hermano. Nos queda mucho por crear y recrear.
EliminarGracias por tu aportación , por tu compartir esta creatividad .
ResponderEliminarEn la opción COMENTAR COMO APARECE EL CORREO DE MI HIJA Y NO SE A QUE SE DEBE.
Yo soy Isabel Mayor Roda lagallineta@msn.com
Muy xulo el poema Álvaro, espero que se cumplan tus deseos que son también los míos
ResponderEliminarLuis Mota
Muchas gracias Luisi. Mucho ánimo para vivir y cuidar(nos) en este tiempo. Un abrazo.
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