viernes, 18 de septiembre de 2015

Lluvia.



Llueve.

La lluvia me recuerda a ti.

La lluvia, con esa suerte

de irrupción furiosa,

de aparición violenta,

de intromisión furtiva.


La lluvia nos huye y nos confina

al anonimato de la esquina,

al secreto del silencio,

a la penumbra de la plaza.


Bajo la lluvia

solo somos dos manchas de colores,

acuarelas

que se encienden y se funden


en el reflejo del agua.








martes, 15 de septiembre de 2015

La grande bellezza (Elegía de una contemplación)






La noche romana tiñe con su barniz

de silencio sacramental

la historia que exhalan las grietas de la piedra milenaria.

Los pasos se dejan conducir

por la intuición de los jardines y las plazas

que custodian, en celosa intimidad,

el hilo secular de las fontanas.


Su cadencia, su música lejana,

hace retornar la mística primera,

nos devuelve al año, el mes, el punto, el día

en que fue

aquel verano de 1959,

su belleza derramada,

el delirio de Nerón

o la eternidad de Laura que Petrarca nos legó.



Infinitas escalinatas se alzan, ambiciosas, hacia un cielo

que solo besan las cúpulas y estandartes

de la hegemonía cristiana.


La fe arrastra sus mantos púrpuras

por pasadizos y galerías

en cuyas paredes se marchitan

antiguas expresiones eclesiásticas


y el balcón se conmueve al recordar, con nostalgia,

las palabras de la luna en la vigilia del mundo.


Todavía las escucho.

Todavía puedo escucharlas.

Todavía puedo escuchar el amor que se proclama en las periferias de las plazas.


¿Es un sueño, una quimera ilusoria?

Somos nosotros.


Todavía seguirá nuestra juventud bailando, inconsciente y eterna, 

sobre las ruinas de la memoria.








sábado, 5 de septiembre de 2015

Barroca tú









Barroco, me dices con malicia mientras clavas

tu pupila en mi pupila azul.

¿Barroco? ¿Y tú me acusas?


¡Barroca tú!