sábado, 21 de abril de 2012

De la resignación y el conformismo a los caminos de la utopía.



Tengo la suerte de contar con  un grupo de amigos, mi pandilla, mi gente de toda la vida, personas con las que he vivido un camino común en mi etapa educativa infantil y adolescente. Son  compañeros de viaje que gozan de una confianza forjada a través del tiempo y las experiencias compartidas y con los que además de tratar cualquier tema de nuestras vidas, solemos hablar de las realidades más inmediatas y los problemas del mundo.
Generalmente quedamos en las noches de los sábados o viernes, en espacios tranquilos donde se saborea la amistad al gusto de un té o un café sosegado que hacen emerger conversaciones  donde pasamos, con pinceladas de humor y de crítica, siempre saludables,  de la vida estudiantil a la política, a las relaciones, al cine o a la actualidad general.
A menudo me tachan y me caracterizan de utópico o radical en algunas opiniones y quizá no les falta razón. Yo les digo:
Si no soy radical con 21 años no lo seré nunca ¿no?”
Hablábamos hace unos días de la crisis, de los recortes y , si bien críticos y descontentos con el gobierno y con la situación, sus actitudes muchas veces son de relativo conformismo y resignación:  ahora no queda otra”,” lo importante es salir en este momento de la crisis como sea y luego ya veremos…”
Yo me rebelo una y otra vez y cuando miro las cifras  me niego a aceptar que sea ésta la única salida, la única manera de hacer las cosas.
La educación, eje vertebrador y cimiento de la sociedad y la ciudadanía es una de las de las primeras “líneas infranqueables” en franquear a la hora de hacer recortes.
Esta semana, el ministro Wert habla del aumento de horas lectivas y alumnos por clase, con la consiguiente masificación que ello supondría y entendiendo que un mayor número de estudiantes por aula dificultaría la integración y atención a los más necesitados.
Además, afirma que aumentará el precio de las tasas universitarias, que en el caso de los alumnos repetidores podrían llegar a tener que pagar el 100% del coste de la matrícula.
Una vez más nuestro sistema premia la excelencia y el elitismo y castiga el fracaso y la dificultad, ahogando planteamientos más profundos que nos llevarían a considerar las causas del fracaso escolar y las circunstancias socio-económicas de los alumnos, que ante todo, son jóvenes con un contexto y una situación difíciles de evaluar en parámetros meramente académicos.
Que se empiece a hablar de copago poniendo en riesgo  la Sanidad pública es hacer tambalear el logro de un sistema en el que todos pagan de acuerdo a lo que tienen y cada uno recibe la atención médica que necesita.
Por otro lado, si vivimos en un mundo tan globalizado e interdependiente , si esta crisis es mundial, si entre los países de Europa nos apoyamos y nos rescatamos, y las caídas de las bolsas y los disparos de las primas nos afectan de un lado al otro del Globo, ¿no deberíamos también asumir como una responsabilidad las necesidades de los países del tercer mundo, no por solidaridad,  ni por mera compasión o caridad, sino por verdadera justicia social?
Parece que nuestros gobernantes tienen claro que ahora la prioridad es que nosotros saquemos nuestro propio barco a flote y para ello no importa que los cuernos de las Áfricas, las Asias y Sudaméricas agonicen en su propia miseria y le asestan a la cooperación al desarrollo un hachazo del 54%, al tiempo que anuncian una bochornosa amnistía fiscal que permite regularizar el dinero negro de los defraudadores en paraísos fiscales hasta el 30 de noviembre, asegurando la impunidad y la confidencialidad por parte del Ejecutivo.

Definitivamente me niego a aceptar estas consignas y a doblegar mis ideas y mis principios para aceptar que esto no puede ser de otro modo pues en esta crisis que ninguno llegamos a comprender no son  desde luego los que van a pagar el pato los especuladores que se han lucrado, los defraudadores fiscales, los bancos ni toda la casta política que  se enfunda sueldazos y asignaciones desorbitadas y se erige con discursos oportunistas y demagogos, viviendo de una estética de derechas o izquierdas pero con una ideología que hace ya tiempo que se pudrió y se prostituyó ante los designios mercantilistas y financieros del mundo en que vivimos.
Frente a esta realidad, hay multitud de respuestas conformistas , resignadas y derrotistas: “no podemos hacer nada”; “hay que apretarse el cinturón”; “Da igual a quién  votes, son todos iguales”.
Y ante esto, emergiendo como signo de la Resurrección y la Vida en este tiempo Pascual me llega un mensaje de Devett O´ Brien, mi amigo y compañero australiano, secretario general de la Juventud Estudiante Católica Mundial, a quien el Espíritu y los delegados de todo el mundo  en el Consejo Mundial de la India le dimos el timón de este proyecto para los próximos 4 años.
En el mensaje instaba a compartir a los miembros de los distintos movimientos las Campañas que  están llevando a cabo durante este año en todos los países donde estamos presentes.
En Australia, por ejemplo, los estudiantes están actuando en torno a la realidad de los refugiados jóvenes en búsqueda de asilo; la Juventud Estudiante Católica de Burundi, por su parte, afronta la situación del país tras la guerra y abordan en su campaña el complejo desafío de la paz y la reconciliación entre ambas partes; en Italia, han decidido centrar su acción en la problemática del fracaso escolar y abandono de los estudios; en Líbano tratan la presencia de los valores del Evangelio en la sociedad y los derechos de los estudiantes, mientras que en España, tanto la JEC como el Movimiento de Universitarios y Estudiantes Cristianos de Cataluña estamos tratando la Evaluación en la Universidad (en qué medida unos criterios determinados de evaluación condicionan la formación de un estudiante y la persona que va a ser el día de mañana) y la Economía responsable (planteando alternativas de criterios y consumo ante las inercias insoslayables del neoliberalismo imperante).
Cuando miro estas campañas y me planteo su verdadero impacto social me reafirmo en mis radicalidades y me lleno de esperanza al pensar que hay ya muchos jóvenes en el mundo que alzan el grito inconformista contra las injusticias y se implican ante la realidad a través de estas acciones, pasando del conformismo y la resignación a emprender los caminos de la utopía, convencidos de que las cosas pueden ser de otra manera y sintiendo, enraizados y afectados, los problemas del mundo como propios.
Al fin y al cabo los jóvenes no sólo somos el futuro, los jóvenes también somos el mundo.














3 comentarios:

  1. Habría que hacer reflexión y manifiesto del movimiento sobre estas acciones políticas y sus consecuencias en el mundo estudiantil y en los más débiles.

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  2. Hola Alvaro, me ha gustado mucho no sabia que te expresaras tan bien .

    Por cierto la chica del microfono, ¿es Natalia, la de Moldavia?

    Andrés

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  3. Gracias, Andrés. La del micrófono es Lama, una chica maravillosa de la JEC del Líbano, aunque Natalia también podía estar ahí como un ejemplo magnífico de valentía y compromiso en el medio estudiantil.

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