jueves, 14 de febrero de 2019

No vocearás por las calles



Un sabio me dijo una vez
que necesitamos “más cuero”
como antídoto frente a la hipersensibilidad
pero en cueros no se hace fácil levantarse, despegar
(se hacen fáciles otras cosas).


Uno se levanta, piensa
cambiar el mundo abajo el sistema
pero miras al suelo
y te das cuenta
de que llevas el pasado pesado
arrastrando con fuerza
como cuando esos niños cabrones
le ataban a uno en el colegio
por debajo de la mesa
los cordones de un zapato con los del otro
y aguardaban la caída desde la bancada.


Si te pones a mirar la escena, ya no sabes dónde estabas,
si eras de los que sufrían, de los que jaleaban o de los que callaban
(hágase la misma pregunta al consultar la prensa del día, su twitter, facebook o instagram).


Es igual, el caso
es que esto de ser sensible
sale muy caro
en estos tiempos difíciles
en los que las ofensas
a la Corona, la Curia, el Ejército o la Patria
cotizan a la alza
y sigue habiendo un déficit
en la balanza
de abrazos de más de tres segundos.


Cada vez que el señor Trump pronuncia la palabra América
se doblan las rodillas
de quienes soñaban caminar, libres, por la ruta incierta
de la fidelidad a las raíces.

(se postrarán ante ti, señor Capital, todos los pueblos de la tierra)

Cada vez que vitorean consignas los cachorros mimados del Régimen
se rebela la memoria enamorada.



Vosotras, parteras anónimas de la esperanza,
seguiréis acogiendo –contra todo pronóstico-
la vida que llega a las orillas de la historia.

Vosotras, voceras sin nombre.

Nunca fueron las banderas
buenas prendas de abrigo

para combatir el frío de los pobres.






3 comentarios:

  1. Nunca fueron las banderas
    buenas prendas de abrigo
    para combatir el frío de los pobres.

    Muy cierto, hermano. Se te extraña.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Tres segundos pueden ser muchos para este mundo.. ¡gran regalo convertirlos en un abrazo!

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