jueves, 17 de mayo de 2012

12 M “Gritarán las piedras”




 


El pasado sábado se conmemoró el primer aniversario del 15 M, el movimiento de los indignados que hace un año salió a la calle alzando el grito inconformista contra la corrupción y los excesos de la clase política, la dictadura de los  mercados , el paro y la asfixiante crisis cuyas consecuencias azotan de forma más agresiva a los jóvenes, las clases medias y bajas y los colectivos más desfavorecidos.
Yo iba de camino a casa después de mi sesión matinal de estudio en el conservatorio cuando vi a la multitud adentrándose en la calle Menacho y, al igual que el Chaplin de Tiempos Modernos, me vi en cuestión de segundos  inmerso en el meollo de  la manifestación y alzando una pancarta, al encontrarme por sorpresa con mis compañeros músicos de incombustible espíritu revolucionario Irene y David Chiclana.
Ya tenía pensado ir a pasar la tarde a la Avenida de Huelva (rebautizada como Avenida de la Democracia) pero visto lo visto me sumé a la comitiva y continuamos hasta llegar allí al grito histórico de “El pueblo unido jamás será vencido” , el indignado “no es la crisis, es el sistema” o el más ingenioso “Un banquero se balanceaba sobre la burbuja inmobiliaria…”
A lo largo del día se sucedieron distintas actividades en el paseo. A pesar de no ser muchos, me llenó de ilusión ver en los dos ratitos que estuve la inagotable energía de caras ya conocidas y de jóvenes y no tan jóvenes que hablaban y debatían sobre los problemas del mundo con verdadera convicción y empeño.
Muchas opiniones eran radicales o utópicas y otras deliberadamente pacifistas, anarquistas, comunistas…pero sin duda alguna todos compartían el punto común del inconformismo y la indignación ante el sangrante comportamiento de los gobiernos, los mercados y los bancos y la sensibilidad hacia los que más directamente sufren las consecuencias de la actual coyuntura económica.
Cuando leía los eslóganes y las pancartas me gustaba cada una más que la anterior: hablaban de lo común y lo comunitario, lo público, la educación y el arte.
Después de ver, más tarde, la manifestación en Sol desde la tele y pensar en todas esas plazas me reconforta  el ejemplo que ejerce esta reivindicación al hacerse de un modo pacífico, sin posicionarse hacia ningún partido ni ideología concreta, poniendo en el centro a las personas y aportando ideas y soluciones a los problemas.
A pesar de eso es triste leer casos de los excesos policiales y humillaciones por parte de algunos miembros de las fuerzas de seguridad en esa noche y el modo en que los políticos acotan las leyes para prohibir las tiendas y las acampadas y que la situación no se desmadre (que sí, que tiene que haber límites para ejercer la libertad de expresión y que las acampadas pueden obstaculizar el tránsito de la zona y afectar al comercio... atemos bien estos cabos mientras  seguimos guillotinando lo público y vendiendo nuestros derechos y libertades al mejor postor).
Algunos  que critican el asunto dicen que los indignados son unos perroflautas,  que no dan un palo al agua y que estando en una plaza y manifestándose no se soluciona nada.
Hay también políticos y periodistas de distintas parcelas que desprecian la significación histórica de la reivindicación “Vosotros lo que queréis es tener un piso con 20 años…¡anda y que os den!” o “Tomen el primer vuelo a Londres y a servir café”.
Otras personas comparten la reivindicación y el desacuerdo, valoran la protesta pero piensan que salir a la calle a gritar no va a solucionar nada o bien prefieren no hacerlo por vergüenza o comodidad.
Y yo digo que más allá de la indignación y el inconformismo del movimiento, esto debe traducirse en una implicación concreta social y política . Me consta que muchos ya lo hacen, a través de las propias iniciativas del 15 M  (ahí está la plataforma de afectados por las hipotecas y las acciones a favor de la renta básica y demás campañas ) y otros lanzándose a la aventura de partidos políticos y diversos organismos sociales.
            Pero más allá de eso me parece que ante una situación tan nefasta y vergonzosa con tantos cómplices y protagonistas políticos, bancarios y especuladores que ven los pequeños barcos hundirse desde sus flotas imperiales ¿Cómo no protestar, cómo no alzar la voz pública, salir a la calle a agitar las pancartas o simplemente estar allí?
Pues ,como dijo otro indignado hace cosa así de dos mil años:
Si callan éstos, gritarán las piedras







3 comentarios:

  1. El 15M es la revolución pendiente del siglo pasado, la que se inició en Francia y murió aburguesada; es el retorno a la política de aquellos a los que se desplazó sutilmente con maniobras y leyes excluyentes y exclusivas. Y ya está dando fruto: toda España hablando de economía y de organización pública, todos opinando de temas que antes nos quedaban lejanos, y sobre todo, tomando conciencia de lo que está pasando: mayor brecha social, más pobres, más diferencia entre la casta política y los ciudadanos... y mucho, mucho por hacer. Yo no me callo.

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  2. Disfruto, contemplo, sueño, admiro, acompaño, comparto, lucho, amo, animo, sigo... y cierto, si callamos, gritarán las piedras¡¡¡¡

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  3. Hola Álvaro. Por suerte (o desgracia) hay algunos que llevan indignados toda la vida. La revolución jamás llega tarde, porque no deja nunca de suceder, al margen de los medios y las redes sociales. Abrazo.

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