lunes, 6 de marzo de 2017

Aún no ha llegado el tiempo de las camisas



Dices que no se puede salir guapa en invierno
y es que este frío se ha instalado en nuestros cuerpos
como visitante que, sin avisar, vino a quedarse por demasiado tiempo.
Adormece los sentidos, nos paraliza, nos hace deambular,
nos encierra hacia adentro.
Quiere detener nuestra pasión
y nos condena a la cárcel de los intentos.

Esta noche, diez furgones policiales están peinando Lavapiés.
Junto al muro, las caras consternadas, el silencio de sables, las manos contra la pared.
Miradas ajenas pasamos de largo
y grita una pintada rebelde: “Este establecimiento destruye el comercio de barrio
pero es difícil dolerse por esas cosas
si vivimos refugiadas
en una transición de luz entre espaldas enlazadas.
Dicen las pintadas que “Este establecimiento explota a sus trabajadores
pero es tan fácil mancharse
si seguimos habitando este paraíso cotidiano
de miradas que se acercan,
serpientes acuáticas
y lunas que tiemblan.

Dices que se trata de ensanchar el corazón y sus constelaciones de arterias
para abrazar
fuerte, grande y largo
las raíces de la tierra.

Háblame de la vida, la justicia y el amor.
Susúrrame que es posible, que el verano está a la vuelta.
Llévame al lugar donde las revoluciones se inventan.






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