viernes, 3 de agosto de 2012

El camino de la seducción



Después de una semana de vida compartida con otros jóvenes estudiantes de diferentes edades y lugares de la geografía española son muchas las reflexiones y preguntas que me asaltan. Son muchos los momentos, las emociones, las caras y los nombres y es difícil, como siempre, ordenar en la cabeza y el corazón lo sentido y lo vivido.
He aprendido, intentado aprehender e integrar muchas palabras: gratuidad, servicio, alteridad, mimetismo, denuncia profética…pero entre todas ellas hay una que sobresale y es la única que me da la respuesta a todas las preguntas: seducción.
¿Por qué un grupo de jóvenes deciden dedicar 9 días de su verano a formarse sobre el consumismo y el compromiso social? ¿Por qué estudiantes capacitados, inteligentes y ambiciosos deciden enfocar sus carreras no a tener el mejor currículum, el mejor puesto de trabajo o el mejor sueldo sino a la cooperación al desarrollo, a la lucha por la justicia o la opción por los pobres?
¿Por qué ahora que con esta crisis que vivimos en España y tanta gente ve su futuro fuera de nuestras fronteras en países con más oportunidades hay jóvenes que proyectan sus deseos e ilusiones en conocer las realidades del tercer o el cuarto mundo?
Es la seducción, la seducción del Reino. Entre la paleta multicolor de opciones de nuestro mundo aparece la belleza de la lucha por la justicia, la belleza de remar a contracorriente, de dejarse afectar, de comprometerse…y el horizonte del seguimiento de Jesús delimita la mirada esperanzadora, la utopía que caracteriza a esta Iglesia joven.
A veces no son tan importantes las palabras, los discursos bellos y elaborados: a veces es la seducción de las personas, de los proyectos y las opciones, lo que nos lanza a la aventura y al riesgo de intentar vivir de otro modo.
Este ha sido el quinto año en que asisto a las jornadas de formación de la JEC de Extremadura y mucho han cambiado mis planteamientos desde entonces. En aquella ocasión yo acababa de finalizar brillantemente mis estudios de segundo de bachillerato y me encontraba planteándome mi futuro. En esa etapa de búsqueda, entre los nervios y la incertidumbre, entre la prudencia y la desconfianza, me acercaba a un espacio nuevo para mí.
Aquella vez me hablaban de la globalización, de cómo comprar en un supermercado o en otro, poner el dinero en un banco o en otro o renovar el móvil 3 veces al año tiene graves consecuencias sobre mucha gente que vive lejos de nosotros y que no ha elegido esa situación.
Quizá en aquél momento esos planteamientos no me seducían demasiado, pero empecé a ponerles caras, nombres… y detrás de eso vino la implicación, tener un grupo de referencia con el que compartir mi vida, mis proyectos, mi proceso en los estudios… y muchos encuentros: Badajoz, Salamanca, Nueva Delhi, Estrasburgo, Fuente del Maestre…
Hoy mi vida quizá no es muy distinta, pero mis motivaciones, mis opciones y mis deseos sí.
Y hoy, también, me siento un poco más protagonista de este movimiento, este grupito de jóvenes y adultos que los acompañan, que alzan la bandera de la alegría para mirar la vida de otra manera y meterse y comprometerse, desafiando los miedos y las seguridades, lanzándose a poner las manos en las heridas del mundo y haciendo en el camino personas íntegras, profundas y felices.

















2 comentarios:

  1. Bendito sea Dios...querido Álvaro... que nos bendice con tu persona, tu vida y tu reflexión...Dios nos seduce con personas jóvenes como tú...http://blogs.21rs.es/losada/2012/08/03/si-quieres/

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  2. http://blogs.21rs.es/losada/2012/08/03/si-quieres/

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