Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do m'han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
(Garcilaso de la Vega)
Frente
a frente, hoy te miro y no vacilo un instante en reconocer que ha merecido la
pena. Uno más. Y sí, claro que ha habido de todo: luces y sombras, sonrisas y
lágrimas, cales y arenas pero ¿Qué buena película, qué brillante guion o qué
misteriosa intriga se echan a andar con unos ingredientes distintos?
Tú
lo sabes bien. Al final esas cosas nos curten, nos perfilan pero somos
nosotros, siempre, los que vamos moldeando el barro húmedo para darle la forma
que hemos imaginado tantas veces y, viendo el resultado, podemos decir que cada
vez se parece más a esa figura, al boceto que dibujamos una vez, ilusionados,
en el papel en blanco de aquellas tardes, proyectos
de vida…
¿Y
cómo íbamos a pensar que, a pesar de los nervios de la noche antes del examen o la incertidumbre de la larga espera, acabaríamos contemplando las estrellas
bajo el cielo raso en una noche de verano, o que la inspiración vendría en el
momento más inesperado como la brisa silenciosa y anónima de una mañana
despejada en forma de fumata blanca, latina y pobre, San
Francisco predicando a los pájaros, o que Nuria extendería su mano diminuta
para acariciar el mundo un mes antes del estreno? Decrecer
para crecer…
Y
es verdad que han partido algunos de los grandes. El viejo Madiba cogió el
barco después de una larga despedida y, aunque llevábamos tiempo esperándolo,
es inevitable que nos entristezca después de una vida tan dilatada de entrega y
lucha. Una vida, una vida es poco para conocer el mundo, para abrazarlo y
comprenderlo y, sin embargo, nadie ha tenido más que eso, ni los más grandes ni
los más pequeños, para llevar a cabo las más bellas empresas.
Y
nos vimos, otra vez, como ese Chaplin de Tiempos
Modernos , ingenuos e inconscientes, pero apasionados, inmersos, sin darnos
cuenta, en el tumulto embravecido de la calle, convertidos en abanderados de
causas ajenas y propias para alimentar la lucha por la justicia y prender
antorchas de esperanza. Igual no conseguimos transformar nada más que nuestro
corazón gélido e indolente, a lo mejor despertamos alguna búsqueda adormecida o
dibujamos el vuelo de una mirada perdida, vivencias…
pero estuvimos allí.
Y se va
poniendo, Miguel, “ el tiempo amarillo
sobre mi fotografía” y juntos seguimos remando mar adentro y si Paulette
Goddard me da la mano esta noche yo me
pierdo con ella en el horizonte del
último fotograma de este 2013 para darte las gracias y desearte las mejores vivencias y cadencias para el 2014.
Feliz año
nuevo.