El Reino es de los niños, aseguran
los doctos en saber y teología.
Concluyen que solo con su alegría
los males de este mundo gris se curan.
Tú tienes esa suerte, la bendita
virtud de la inocencia generosa,
la belleza inconsciente de la rosa,
espléndida y veraz. Nunca marchita.
Sabes mirar la vida desde abajo:
mirada atenta y paso diminuto,
paso a paso sin prisa y sin demora.
Muy bien lo supo Dios cuando te trajo,
que tu risa venía a vencer el luto
y a traer la promesa de la aurora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario