Allí donde el
converso
sufrió el
escarnio.
Allí donde la
razón
agonizó entre
llamas.
Donde el rumor de
una sospecha
se erigió en
pecado
y donde, al giro
del garrote,
tembló la
madrugada.
Allí donde
elevaron sus consignas
los coroneles.
Allá donde las
madres del mundo
se rebelaron.
Allí donde
nacieron revoluciones
entre claveles.
Allí donde las
rosas
se desplomaron.
Allí donde cantó
el poeta
su último verso.
Allí donde el
profeta
extrañó su patria.
Donde aquel viejo
pueblo
reclamó su
historia
y dónde aún se
escucha el eco
de una guitarra.
Allí donde siguen
bailando nuestros abuelos
en las fotos en
sepia de la nostalgia.
Donde nuestros
padres intuyeron la vida
desbrozando horizontes,
alegando esperanzas.
Allí donde en
nuestra juventud nos sorprendió la aurora,
celosa de los
besos
que te robaba.
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