Llueve.
La lluvia me
recuerda a ti.
La lluvia, con esa
suerte
de irrupción
furiosa,
de aparición
violenta,
de intromisión
furtiva.
La lluvia nos huye
y nos confina
al anonimato de la
esquina,
al secreto del
silencio,
a la penumbra de
la plaza.
Bajo la lluvia
solo somos dos manchas de colores,
acuarelas
que se encienden y
se funden
en el reflejo del
agua.
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