Se apagan las luces. Se proclama un silencio de emoción contenida, concentración y nervios y empiezan, irremisiblemente y sin pausa, los cincuenta minutos fugaces que dejan atrás los meses de trabajo, de clases individuales y compartidas y las dos últimas semanas de ensayos.
Quizá
haya sido un encuentro de orquesta o de coro más para algunos pero, para los que estamos acostumbrados a
relacionar esto de la música con el ritual de silencio religioso, memoria y
concentración que exige el enfrentarse al escenario en soledad, es una
experiencia incomparable la de experimentar con otros la pasión de este arte
que toma forma también con el trabajo en equipo y la suma de sensibilidades.
El
miércoles veía la luz entre la expectación , las dudas y la ilusión, Dido y Eneas, este proyecto pionero que ha echado a andar
con el entusiasmo de muchos y ha servido para aunar disciplinas muy diversas.
Así culminaba el desafío de ofrecer desde el Conservatorio Superior de Música de Badajoz una ópera completa involucrando a los
departamentos de canto, de interpretación escénica, de música antigua, el coro
y la orquesta barroca.

Lo
que parecía en un principio difícil de conciliar en el terreno musical y
personal se ha tornado pronto un viaje en el que todos hemos aprendido de
todos con el deseo de disfrutar, conocer y ofrecer
un espectáculo de calidad artística y profesional.
En
el camino, muchos nombres, muchos rostros, muchas personas, muchas confianzas
depositadas y, como casi siempre, los mejores momentos entre bambalinas, en el
antes y el después del concierto, en las conversaciones de pasillo que te hacen
encontrarte con el verdadero tesoro humano de los que vivimos y sentimos entre
cinco líneas y cuatro espacios.
Una suerte y un placer formar parte de esta aventura.
Nos vemos
en Mérida.
http://www.festivaldemerida.es/programacion-detalle.php?id=19
(Fotografías: Félix Méndez y Blanca Fernández)